sábado, 27 de mayo de 2017

¿ESTAS SEGURO QUE ERES UN VERDADERO CRISTIANO II? ¿EN QUÉ TE BASAS?

Saturados de... ¿cristianos?


Si observamos con detenimiento y honestidad la amplia comunidad cristiana de hoy día, y objetivamente tratamos de apreciar de cerca la vida de al menos 10 o 20 jóvenes contemporáneos a nosotros que profesan ser cristianos, ¿cuáles cosas significativas tienen en común en su carácter, visión de la vida, metas y hábitos y cuáles no? 

Mi intención al escribir esto no es que desperdicies el tiempo leyendo algo que un día se le ocurrió sin más a quien se cree muy sabio en el tema, sino que por ti mismo observes si es una realidad o no, y de ser así, cuán preocupante es. Desde la comodidad de tu ciudad o la iglesia a la que asistes dime: ¿Cómo responderías a la pregunta anterior si la aplicaras a todos los creyentes de tu iglesia? 

Nota que la respuesta acertada no es que todos los creyentes deban coincidir en términos de carácter, visión de la vida, metas y hábitos, más bien debe verse como un patrón esa frase que repiten cuando le preguntan: ¿para que vives?, y responden: "Para glorificar a Dios". ¿Cómo se ve eso en el carácter? ¿En la manera de ver la vida en general? ¿Cómo otros pueden ver si glorifico a Dios con mis hábitos y metas? ¡Esa es la cuestión! En un creyente verdadero se verá ese patrón, haciendo énfasis en que un patrón no es sin excepción, sino que marca una tendencia. 


¿Qué NO es un cristiano?

Ser un cristiano no es repetir frases espirituales y rebuscadas tratando de dar la impresión de cuán bíblica es mi manera de hablar.

Ser cristiano no se trata de complacer a Dios y atraer su amor y bendiciones a través de la constancia de mi obediencia. 

Ser cristiano no es dedicarme a servir activamente a Dios en ministerios para mostrar mi espiritualidad y compromiso con su causa.

Ser cristiano no es confiar en la sinceridad de mi fe para alcanzar la salvación de mi alma.

Ser cristiano no es practicar valores morales.

Ser cristiano no es predicar El Evangelio De Jesús a otros.

Ser cristiano no es seguir las reglas de la Biblia.

Ser cristiano no es influenciar para bien a otros.

Ser cristiano no es ser miembro de una comunidad de cristianos (o iglesia).

Ser cristiano no es orar antes de cada comida, leer la biblia y orar con regularidad.

Ser cristiano no es predicar reflexiones morales y religiosas para aplicarlas en mi vida y exhortarlas a otros.

Ser cristiano no es seguir la tradición de la familia. 

Ser cristiano no es dedicarse a contrarestar la mundanalidad de la sociedad a través de ética y obras sociales.

Ser cristiano no es rescatar a personas de los vicios, malos hábitos, compañías dañinas y vagancia e involucrarlos en la coinonia de la iglesia para volverlos jóvenes decentes que predican de que antes tenían un vacío y Jesús lo llenó. 

Ser cristiano no es ser buena persona. 

Ser cristiano no se trata de lo que no haces: no asistir a ciertos lugares, no hablar de manera vulgar y despectiva, no ver ciertos programas, no practicar ciertas cosas (fornicación, bebidas alcohólicas, fumar, ir a fiestas, ver pornografia, escuchar musica secular).

Ser cristiano no es tener una buena opinión de Jesús. 

Ser cristiano no es estar de acuerdo con doctrinas bíblicas. 

Ser cristiano no es creer y estar de acuerdo que Jesús es el Salvador del mundo y Señor del universo. 

Ser cristiano no es invitar a Jesús al corazón a través de una oración. 

Ser cristiano no es ser misionero.

Ser cristiano no es tener un buen carácter o poseer virtudes (humildad, amabilidad, simpatía, empatía, sabiduría, ser pacífico, disciplinado, dispuesto, etc).

Ser cristiano no es negarte a ti mismo.

Ser cristiano no es ser religioso.

Ser cristiano no es hacer el bien sin mirar a quien. 

Ser cristiano no es esforzarte por desarrollar el fruto del Espíritu. 

Ser cristiano no es amar a todos y perdonarles, y tolerar todas sus faltas y maneras de vivir anti-biblicas sin nunca confrontarlos y corregirlos.

Ser cristiano no es profesar ser cristiano.

Ser cristiano no es adaptarse a una nueva conducta.

Ser cristiano no es ser usado por Dios.

- y mucho más-

Se podría decir mucho más, pero creo que ya quedó muy claro. Si alguien que conoces (o tú mismo) dice ser un cristiano genuino porque DESCANSA Y CONFÍA en alguna de estas cosas, preocúpate. Porque está confundido acerca de lo que es ser un creyente verdadero, mostrando que no ENTIENDE el Evangelio De Jesús, su efecto, implicaciones y magnitud, por lo cual no es cristiano si no conoce bien lo que "nos hace creyentes".

No se nace cristiano. He escuchado en demasiadas ocasiones la misma respuesta cuando le preguntan: ¿desde cuando eres cristiano?, "desde mi infancia"... si no puedes distinguir en tu vida un tiempo donde "Eras ajeno a Dios, no lo deseabas" y en una ocasión específica luego de escuchar el Evangelio experimentaste un antes y un después, teme. No se trata de tomar una decisión. No se trata de que ser cristiano es lo que mas se adapta a tu personalidad decente, bondadosa y discreta. No se trata de ti, es de El.

Creo que el origen de trivializar lo que significa ser cristiano surge por no entender biblicamente cómo se llega a ser uno. Y a la vez, si la verdadera enseñanza acerca de llegar a salvación nos resulta chocante es porque no conocemos como la Biblia describe al ser humano no salvo específicamente en lo referente a su "capacidad para elegir" o no ir a Dios, ¿y por qué se origina ello? Porque creemos en un Dios demasiado humanizado, cuyos planes están centrados en el hombre, el cual la Biblia no apoya. 

martes, 4 de abril de 2017

¿ESTÁS SEGURO QUE ERES UN VERDADERO CRISTIANO? ¿EN QUÉ TE BASAS?

ANUNCIO: Este articulo es el inicio de una serie especial y es ajeno a la serie ''Más que una opinión''. Está dirigido a los que se dicen cristianos, pero ¿lo son?


¿ESTÁS SEGURO QUE ERES UN VERDADERO CRISTIANO?

Hoy día, se ha trivializado el cristianismo y cualquiera que apele a la moralidad cree que es sinónimo de ser un cristiano. Muchos pueden identificarse con los beneficios que tiene ser Hijo de Dios, pero no conocen la verdadera definición. Miles pueden recitar versículos y hacer una narrativa acerca de lo que creen es el Evangelio, pero pocos exhiben los frutos que caracterizan a un verdadero seguidor de Jesús. 

Muchos creen que ser cristiano se trata de cumplir con reglas, adaptarse a los principio de un libro, expresar amor colectivo, hacer el bien sin mirar a quién y ocuparse en el servicio dentro de un edificio que le llaman Iglesia, pero nada más lejos de la realidad. No se puede ser un verdadero creyente sin entender el Evangelio y sin que este cause el efecto adecuado. No se trata de respetar o de tener una buena opinión por Jesús, es algo mucho más trascendental. No se puede entender el Evangelio, sin conocer bíblicamente Quién y Cómo es el Dios de quien este Evangelio habla. 


Lamentablemente, la sociedad que vive de espaldas a Dios moldea nuestras vidas y nos otorga una cosmovisión no solo errada sino pecaminosa de la realidad, incluyendo lo relacionado a lo Espiritual y Religioso, algo que no nos hace víctimas del sistema, sino culpables por consentimiento.

 Cuando escuchamos por primera vez el Evangelio y no nos alarmamos, rechazándolo rotundamente o cayendo quebrantados en humillación, surge la indiferencia o la adulación ignorante. Creemos que se trata de algún grupo socio-religioso que desde una posición específica busca la paz de todos y se dedica a rescatar en Nombre de Dios a la pobre humanidad ciega y ajena a Su Voluntad. Entonces nuestra mente perversa y egoísta nos hace creer  que el Evangelio es por y acerca de nosotros. 

¡Muy en el fondo al  escuchar del Evangelio concluimos que era obvio que el Hijo de Dios tenía que morir en esa cruz a favor de pecadores! ¿Por qué no habría de hacerlo? Después de todo, ¿no es Dios amor y misericordia? ¿Qué Dios sería si no hubiese enviado El Salvador en rescate? ¡Cuanta ignorancia, y ni siquiera lo decimos en voz alta pero aun asi lo creemos!

La respuesta común es aplaudir a Cristo por tanto altruismo mostrado, dejar su trono y gloria para morir en una Cruz sustituyendo a humanos imperfectos que se equivocan más de lo que deberían, ¡qué gran ejemplo de misericordia y benevolencia! Concluimos con pesar que hay mucho que no debimos haber hecho, tantas faltas cometidas, debimos ser más caritativos, menos respondones, no haber mentido tanto, ni haber difundido chismes en ocasiones, cultivar buenos hábitos y ser mucho más agradecidos. Erramos al creer que ser pecador es cometer uno que otro error, o que el pecar nos vuelve pecadores ¡NO SOMOS PECADORES PORQUE PECAMOS, NOSOTROS PECAMOS PORQUE SOMOS PECADORES!  Recuerdos que avergüenzan nos mueven a la reflexión, y las emociones atraen un remordimiento vacio ¡Tambien deberiamos ser como Jesús! Y sin entender las razones, nuestro engañoso corazón nos lleva a hacer una conmovedora profesión de fe y aceptamos el ofrecimiento diligente de quienes nos predicaron haciendo énfasis en la incertidumbre del vivir y las repentinas muertes que han sorprendido a personas de todas las edades, en especial a los de nuestra generación, moviendo nuestras emociones al sobresalto y guiandonos a ''invitar a Jesús a nuestro corazón'' y a unirnos a su Iglesia. Nos muestran cómo leer la Biblia, a sacar reflexiones con principios religiosos y morales para llevarlas a cabo en el diario vivir junto con algunos hábitos espirituales, como oraciones caracterizadas por ser listas de peticiones y narraciones de asuntos personales a Dios, que evidencian el egocentrismo de nuestro corazón, nos inculcan la necesidad de asistir al Templo con frecuencia y a involucrarnos en buenas acciones de servicio que alegran a los miembros, pues el nuevo creyente está ''dando fruto'' y ''glorificando a Dios'' con su vida. Pasa el tiempo y ya hemos aprendido el lenguaje de ''bendición'', los nuevos hábitos se vuelven costumbres, crecen las responsabilidades en la Iglesia, nos piden enseñar en la Escuela Dominical o nos unimos al Grupo de Adoración y nos damos a conocer como un creyente maduro solo por estar ocupado y ''entregado'' en el Señor. Y... nos creemos cristianos. ¡Cuán lejos de la verdad!
A un Cristiano no lo hacen sus hábitos, la música que escucha, la ropa o el lenguaje que usa, tampoco el ocuparse en mero servicio, tener carisma para 'influenciar a otros a ser más ''morales'' y ''activos'' y ni siquiera recitar los hechos del Evangelio. Es acerca de algo externo a nosotros mismos. 

El Evangelio mismo no fue causado por nuestra dignidad humana, Dios NO envió a Su Hijo porque no soportaría vernos castigados en el infierno por la eternidad, fue por Él, por su Carácter, por Su propósito, por Su Gloria. Dios era infinitamente Misericordioso, Amoroso, Justo, Santo, Benévolo, Poderoso y Soberano desde antes de que hubiera una expresión de sus Atributos. 

El no creó el universo porque se aburrió y sintió solo, Él es perfectamente autosuficiente en Sí mismo. Designó un Plan increíblemente sabio y complejo para Su propia Gloria y para el beneficio de quienes crearía. 

Todo estaba listo, la historia de la humanidad había comenzado, entonces el Hombre pecó... ¿arruinando el plan de Dios? ¡NO! Dios nunca ha tenido un Plan B. El pecado del Hombre no escapaba de los designios de Dios. Por la Santidad de Dios del Edén fueron echados, con consecuencias universales fueron castigados pero el mensaje alentador había sido anunciado, lo que el Hombre perdió y envolvió en iniquidad se recuperaría por medio de una Simiente de Mujer que rescataria del horror a los elegidos por Dios. El tiempo avanzó, Dios anunciando por medio de Sus profetas señales que apuntaban al Cordero Inmolado que rescataria de la Ira de Dios a muchos. 

Contra Dios fue que se pecó, Él dictaría la sentencia por ser Justo en Su esencia... sin embargo, por Gracia, a Su Hijo eligió, para nacer de Mujer y llevar a cabo La Redención que por Gracia había decretado. 

Dios encarnado y hombre a la vez fue Jesús, el Mesías anunciado por profetas y odiado por el mundo, NO fue un simple Maestro, NO era un Sabio mas, NO fue un revolucionario social NO impartió sermones que elevaran el autoestima, NO se acomodó al sistema, NO fue moldeado por su cultura NI un Milagrero buscando fama era la Segunda Persona de la Trinidad pisando la vil tierra, el hecho más grande que dividió la historia en dos partes, vivió una vida PERFECTA y JAMÁS PECÓ, enfocado en su misión divina se dirigió voluntariamente a la Cruz. Todos los conflictos políticos y religiosos que causaron su crucifixión no escaparon a la Voluntad del Padre. Y el Hijo allí se encontraba, clavado con su consentimiento en un madero, un instrumento de castigo para delincuentes para los romanos y uno de maldición para los judíos, pero Dios utilizaría una aparente necedad para desplegar la más grande evidencia concedida a la humanidad de Su Infinita Sabiduría y Poder. 

En aquella Cruz, Dios cargó a su cuenta todos los pecados e iniquidades que cometieron multitudes y estaba recibiendo de parte del Padre la Ira que a esos muchos justamente les tocaba y colocó en su cuenta la Justicia que solo a Cristo pertenecía por haber cumplido sin falta la Ley de Dios. 

Recibió un castigo ajeno para salvar a quienes no lo merecían... y espiró. Resucitó al tercer día, ascendió al Trono y encargo que el mensaje de Redención fuera predicado, ordenando el ARREPENTIMIENTO y la FE demandada a toda la humanidad por ser rebeldes culpables. Todo el que atiende, por intervención del Espíritu Santo, a ese llamado es nacido de nuevo, y tiene el derecho de ser llamado Hijo de Dios. Y ahora que es Salvo y el Espíritu de Dios mora en él, le guía en su caminar para irlo conformando a la Imagen del Varón Perfecto Jesucristo, y encaminarlo a crecer en el conocimiento del Dios a quien pertenece. Cae y peca, puede atravesar etapas carnales, pero si Dios realmente es su Padre, terminara la obra que comenzó, hasta llevarlo a la Glorificación. El no va a confiar en su desempeño para ganar puntos con Dios, no va a descansar en su obediencia para alcanzar madurez espiritual, no se fiara de su teología como evidencia de santidad, su única jactancia es Cristo. Es su mayor tesoro. ESO ES UN CRISTIANO.


¡No quiero ser mal entendida, no es una crítica sarcástica de quien se cree espiritual solo por hacer un articulo religioso, estoy exponiendo lo que yo misma vivi! 

lunes, 3 de abril de 2017

MÁS QUE UNA OPINIÓN II


La modernidad tomada como un tiempo sin dioses, es el lugar perfecto para cosechar el resentimiento.”  

― Leonid Andréiev


En la entrada anterior, apenas comenzamos a vislumbrar la punta del inmenso iceberg que iremos analizando a lo largo de toda la serie. Esta vez, nos tocará ser mucho más detallistas, pues nos orientaremos al origen del postmodernismo para comprender mucho mejor esta tendencia.


¿De Dónde Surge El Postmodernismo?

En un aula universitaria se puede conocer a perfección las características de cualquier época, sin embargo, cuando esa teoría se pone en práctica en una sociedad que requiere ciertos parámetros para su avance y subsistencia, hay mucho que podríamos considerar como negativo cuando una generación abraza ciertas tendencias. Si queremos comprender la postmodernidad es necesario  saber que fue la modernidad. El modernismo fue una época que se caracterizó por una confianza del hombre en la razón humana. El hombre moderno no creía en lo sobrenatural, no quería autoridad religiosa sobre sí, puso de lado todo lo que se llama Dios e Iglesia y descansó en su razonamiento para encaminar a la sociedad hacia un gran progreso, soñando con una época dorada que alcanzaría sin rogar a ningún Dios. Una cita del filósofo alemán Immanuel Kant resume a la perfección el modernismo: ''Atrévete a servirte de tu propia razón''.

Grandes avances tecnológicos, multitud de descubrimientos e incremento del conocimiento brindaron lo suficiente como para que el hombre se fiara de haber encontrado al fin la fuente que aportaría solución a todas las incógnitas del ser humano y del mundo en general. Las guerras acabarían sin necesidad de intervención divina, las enfermedades se curarían sin orar por milagros. Se podía al fin vislumbrar la luz al final del túnel de la historia con colores de una posible paz y justicia mundial... pero el siglo 20 llegó: 1914 -1919 Primera Guerra Mundial, 1929 La Gran Depresión, 1922-1943 El Fascismo Italiano, 
1933-1945 El Nazismo Alemán, 1941-1945 Los Campos de Concentración  y El Holocausto, 1939-1945 Segunda Guerra Mundial, 1945 Las Bombas Atómicas en Hiroshima y Nagasaki...  el gran sueño se esfumó.

''La razón brindó el conocimiento que encaminó hacia el avance,  el ingenio creó las armas que marcaron a todo un siglo como el mas sangriento de toda la historia. El razonamiento guió a descubrimientos, pero no pudo evitar que sangre fuera derramada.''


Entonces, el postmodernismo surge como una reacción de desilusión a todo ese sueño que no tuvo lugar en el modernismo. En el postmodernismo se descarta la razón, y el sentimiento toma su lugar, continúa el rotundo rechazo a Dios, pero esta vez los parámetros que regían las conclusiones absolutas proclamadas hasta entonces como la biologia, la fisica y hasta la ciencia son desafiados, cuestionados y algunos redefinidos. Los valores se vuelven relativos. No existen fuentes imparciales. Lo único que se acepta como verdad absoluta e universal es que no existe la verdad absoluta. El culto a la percepción y el subjetivismo toma el núcleo central de esta época.


"A pesar de la nostalgia, ni el marxismo ni el liberalismo pueden explicar la actual sociedad posmoderna. Debemos acostumbrarnos a pensar sin moldes ni criterios. Eso es el posmodernismo".
- Jean-François Lyotard

Algunas características del postmodernismo son: 

1. Los individuos sólo quieren vivir el presente; futuro y pasado pierden importancia.
2. Hay una búsqueda de lo inmediato.

3. Proceso de pérdida de la personalidad individual.

4. La única revolución que el individuo está dispuesto a llevar a cabo es la interior.

5. Se rinde culto al cuerpo y la liberación personal.
7. Pérdidas de fe en la razón y la ciencia, pero en contrapartida se rinde culto a la tecnología.

8. El hombre basa su existencia en el relativismo y la pluralidad de opciones, al igual que el subjetivismo impregna la mirada de la realidad.

9. Desaparición de idealismos.


EL POSTMODERNISMO ES UNA ANTIFILOSOFÍA FILOSÓFICA.

En el siguiente articulo, me dedicare a escribir como esta tendencia ha impactado la sociedad y comenzaremos a ver como los postmodernistas son INTELECTUALMENTE DESHONESTOS, y como son impregnados por una doble moral.

sábado, 25 de febrero de 2017

MÁS QUE UNA OPINIÓN

Es la inauguración del blog y, me pareció oportuno comenzar escribiendo una serie de lo que se ha convertido en el apasionado tema central de mi vida. El cual, ha ido forjando mucho de lo que he abrazado como creíble y, de una manera impresionante destella veracidad al vislumbrar las evidencias que comprueban éste tópico tan atacado en la sociedad post-moderna en la que nos ha tocado crecer.  

Este breve artículo colocará los cimientos necesarios para poder introducir el tema en las siguientes entradas, y el título "¡Más que una opinión!", es un buen resumen de lo que en esta primera serie de artículos les presentaré. 


La generación post-moderna, su doble moral, y su búsqueda de lo razonablemente veraz.


Siento una gran inquietud al observar un poco de la filosofía de vida general de mi generación, donde si somos honestos y objetivos, estaríamos de acuerdo en que en ocasiones celebramos acciones, opiniones y actitudes que no son dignas de tal festejo. Todo porque hay una perspectiva universal acerca de como lidiar con las conductas del ser humano tratando de ser entes morales pero sin aclamar abiertamente las lineas de dichos valores, no sea que crucemos al extremo de ser fanáticos, retrogradas o de mentalidades estancadas, lo que se traduce en un estilo de convivencia en el que nada esta mal en si mismo, y donde se argumenta ventajosamente que nadie posee la imparcialidad necesaria como para trazar las lineas divisorias entre lo que es correcto y lo que no, entonces se proclama el relativismo como evidencia de lo racional y de la verdad; una verdad que la mayoría de veces es conveniente y condicional, resultando así en que toda opinión es veraz al mismo tiempo, y el derecho a exigir tolerancia resulta en el alegato preferido del interlocutor para evitar que el receptor muestre desacuerdo.

¡En ese mundo vivimos!

Así que, dado lo descrito, las opiniones por sí solas no son bases solidas para comprobar una teoría o punto de vista. Dentro de ello, ¿Qué papel juega lo racional y comprobable? ¿Cuál es el punto de partida al momento de formular argumentos que sustenten nuestras creencias? ¿Qué vuelve auténtico un punto de vista? ¿Existe algún ente totalmente imparcial para trazar con exactitud la división entre lo moralmente correcto e incorrecto? ¿Cuál es la mejor manera de verificar si mis opiniones están fundamentadas en algo verdadero? ¿Cuándo una persona utiliza como escudo protector el derecho a la tolerancia?

En ese sentido, podríamos tocar muchos distintos aspectos del tema, pero el primero será el religioso en contraste/dentro de la generación post-moderna y sus tendencias de relativismo, agnosticismo, escepticismo, ateísmo y liberalismo, su doble moral, estilos de vidas basados en opiniones no comprobadas, su búsqueda por la Verdad condicionada y su ataque a quien proclama la Verdad; todo esto en contraste con la Verdad verificada.


¡Acompañame en ésta primera serie de tantas y siéntete libre de dejar tu comentario! ¡Aquí primará la objetividad y los argumentos basados en evidencias!